Elegimos ir para cenar, y ya de entrada te cuento que el lugar es re lindo de noche, que parece más un lugar de Costanera o Palermo y no uno en devoto residencial. Hay decoraciones con luces como las de navidad, velas repartidas por todos lados, flores frescas y demás cosas que crean un ambiente de en sueño.
La atención es buena y mala ¿Por qué digo eso? Te tratan como un rey, los empleados son re simpáticos y siempre te prestan atención a tus pedidos. Lo malo es que son pocos mozos, o pocos cocineros no sé, pero tardan muchísimo en traerte el pedido, y encima en nuestro caso estaba frio… un bajón.
Para que te banques un poco más la espera te ponen distintos tipos de pan con una pasta que no logramos descubrir de que era, pero si sabemos que tiene gusto perfecto.
Nosotros pedimos “Bife de chorizo” a la milanesa (Que para mí eso no era bife de chorizo ni ahí, solo era un pedazo de carne grueso con pan rallado) con un puré de berenjenas que estaba DEMASIADO rico. También pedimos una hamburguesa con papas rajadas al horno que era ENORME posta, pero estaba bien cocida por dentro y por fuera (algo que le copó mucho a mi madre interna). Y acompañamos todo eso con dos porrones de cerveza Stella Artrois, que esa noche estaban al 2x1.
El precio me pareció un poco elevado para la calidad de la comida, pero sin embargo sigue estando dentro del rango de lo normal cuando uno sale a comer afuera a un lugar más o menos decente.
Medianamente recomendable, es mejor si vas a merendar que si vas a almorzar o a cenar, porque en cuanto a lo dulce el lugar se destaca muchísimo más.
Espero que te haya gustado, Maru.
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